martes, 26 de noviembre de 2013

Soñando el futuro

Al pasado pisado, al presente de frente, pero el futuro soñado. Comparto interesante artículo por que quiero que dentro de 40 o 50 años ( si Dios me da vida) con mis hijos y nietos,confrontemos lo que ahora la humanidad se imagina o visualiza de cómo será el futuro con la realidad de ese momento. 

Sólo espero que para entonces, sea un mundo mejor para todos, en el que no sólo disfrutemos de la tecnología y los avances científicos que nos faciliten la vida, sino también que vivamos en paz, armonía y siempre guiados por el bien. 

Así se imaginan los chinos los carros voladores del futuro.

http://diarioadn.co/vida/ciencia/expertos-vaticinan-como-ser%C3%A1-el-mundo-en-el-a%C3%B1o-2050-1.86623

CURAR CON CÉLULAS MADRE Y APRENDER IDIOMAS
INSTALANDO UNA APLICACIÓN PODRÍAN SER COSAS COTIDIANAS

Más trabajo para las máquinas
La realidad le gana a la ciencia

Sanar enfermedades terminales utilizando tratamientos con células madre, dispositivos digitales que comenten con los humanos situaciones cotidianas y aprender un idioma a la velocidad que se instala una aplicación de ‘smartphone’, según científicos reconocidos mundialmente, son algunas de las realidades que vivirá la humanidad en el año 2050.  (Según un comercial de televisión así serían algunas realidades en el año 2002)
“En 40 años tendremos ordenadores conscientes, dotados de sentimientos, de su propia personalidad. Tu mejor amigo será un computador. Hablarás con él. Te mirará a la cara y sabrá reconocer tu estado de ánimo”, manifestó Steve Wozniak, cofundador de Apple, en entrevista reciente con www.finanzas.com
“Hoy para aprender un idioma hay que pasar un año estudiando. Cuando puedas instalar una lengua nueva como instalas una aplicación en tu teléfono, lo harás. La línea divisoria entre personas y computadoras tenderá a desaparecer”, agregó Evan Henshaw-Plath.
Actualmente, grandes industrias de la tecnología como IBM o Google, trabajan para insertar en sus equipos funciones propias del cerebro humano.
La ciencia todavía está muy lejos de conocer en totalidad el funcionamiento cerebral. Ni siquiera existe explicación para saber por qué tenemos sensaciones y pensamientos (aunque se conocen los pasos de dichos procesos).Lea aquí la explicación entregada por el investigador colombiano Rodolfo Llinás.
Más allá de las conclusiones con las que se cuentan hoy, Geoge Chuch, ingeniero molecular y profesor de la Universidad de Harvard, se arriesga con el siguiente planteamiento:
“Todo estará dominado por la biotecnología. Ahora, los materiales y las casas se construyen de forma manual: pones un ladrillo y encima otro. La biología trabaja de otro modo: se autoconstruye, con muchas cosas ocurriendo de forma simultánea y rápida. Pensemos en cómo funcionan las células. Si puedes copiar una célula en 20 minutos, ¡también podrás construir una casa en 20 minutos!”.
Que un robot sea capaz de imprimir en 3D el plano de una edificación y posteriormente levantar la obra desde los cimientos hasta la azotea, es algo viable de acuerdo con los avances de la robótica en lo que va del siglo XXI.
Surge entonces el interrogante de qué pasará con el trabajo de las personas. Se puede revisar la historia y notar que desde la Edad Antigua esto es una constante, por lo cual, la raza humana hará la diferencia mientras tenga capacidad para crear y proceder más allá de lo mecánico.
Para referirse a los tiempos de productividad, Manuel Élkin Patarroyo, el científico colombiano que desarrolló la vacuna contra la malaria, expresó: “tendremos que acostumbrarnos es que la edad de jubilación subirá hasta los 78 u 80 años de edad, que es una etapa extremadamente productiva. Yo acabo de cumplir 67 y le puedo asegurar que seguiré productivo hasta los 80. Como habrá un incremento de la esperanza de vida, deberemos enfrentarnos con los problemas asociados a este fenómeno”.
Más allá de las predicciones que se soportan en las dinámicas de las ciencias, y que hablan de un mundo en el que la línea divisoria entre humanos y máquinas será muy delgada, surge la pregunta de qué tan cercanos serán los adelantos sustanciales como la energía solar y los dispositivos digitales en los lugares más remotos o más pobres del planeta.
También existen amenazas como las mentes orientadas al mal, que pueden dedicarse a la manipulación genética o a acaparar los recursos naturales con la intención de dominar.
“A pesar de que parece que la intolerancia y la violencia están aumentando, yo creo que el mundo tiende a la unificación. Lo que estamos observando son los coletazos de una ballena moribunda que va a dar paso a un ascenso del hombre dentro del campo de la solidaridad”, afirmó Manuel Élkin Patarroyo.
Otro aspecto que preocupa a muchos académicos, es la tendencia al mínimo esfuerzo que sigue ganando terreno en las nuevas generaciones, sin importar en millones de casos el entorno socioeconómico.
“Los índices de lecturabilidad entre los jóvenes son muy bajos. En las universidades llegan muchas personas que no comprenden lo que leen y luego salen a ejercer. Creo que la humanidad llegará a un punto de quiebre, cuando abuse del sentido práctico y entonces notará que muchas zonas del cerebro solamente se desarrollan con la lectura”, afirmó Manuel Garavito Cuello, quien lleva más de 40 años dedicado a la enseñanza de las ciencias sociales a nivel escolar y universitario.
Hace décadas, hablar con alguien por medio de una pantalla era exclusivo para los capítulos de Misión Imposible. Por dicha razón, tal vez en el año 2050 no será descabellado que para ayudar al medio ambiente queden a un lado los combustibles, y predominen las tablas para andar en el aire al mejor estilo de Volver al Futuro 2.
Por ahora, lejos de las especulaciones, lo mejor es entender que el mundo vive la era del conocimiento y que la inteligencia será la mejor herramienta para no perder la ‘batalla’ frente a las máquinas.
REDACCIÓN
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martes, 19 de noviembre de 2013

A MÍ TAMBIÉN ME CAYÓ LA MALDICIÓN...


Por la desmitifcación de que las pereiranas, según el equivocado imaginario popular son mujeres que sucumben fácilmente a los deseos sexuales masculinos

    
                                                        Foto tomada de www.risaraldahoy.com 
La caminata denominada "La Marcha de los Espejos" congregó a mujeres de todos los estratos sociales, profesionales, amas de casa, jóvenes, niñas y adultas.                                                            
El pasado 30 de agosto la ciudad de Pereira celebró los 150 años de su fundación, y aunque no estaba allá de cuerpo presente para también conmemorarlos, sí estuve muy pendiente de toda la fiesta, actividades y jolgorio que se generó en torno a tan maravilloso motivo.

Toda esa pereiranidad y entrañables sentimientos de terruño que desde la lejanía aprecié y también disfruté con felicidad, despertaron en mí una gran nostalgia porque de esa bella municipalidad donde residí casi una década, tengo los mejores recuerdos de mi vida.

De Pereira además  de: puertas que se me abrieron de par en par; oportunidades personales y laborales; amigos, conocidos, y la hermosa experiencia de quererla como propia, explorarla y conocerla en sus cuatro puntos cardinales,  tengo los mejores recuerdos. Pero lo mejor de todo, de Pereira me traje una hija, una personita que todos los días de mi existencia me recordará que en la ‘Perla del Otún’ vio la luz por primera  vez.

En vísperas de la conmemoración del Sesquicentenario de Pereira, me llamó mucho la atención una caminata femenina organizada por dos jovencitas pereiranas, quienes cansadas de la estigmatización sexual que históricamente han padecido en el resto de Colombia ( y en otros países también) convocaron a todas las mujeres que se hayan sentido ofendidas. En un  valeroso llamado, citaron, con éxito, a una manifestación pacífica para dignificar  y reivindicar su honra, pudor y respeto.
 

Yo también soy pereirana

Desde que tengo uso de razón me consideraba barranquillera, así lo confirman mi registro civil, mi cédula y todos mis documentos  de identidad. No obstante, y aunque no hay rastro o testimonio legal que lo ratifique, nací un 25 de marzo en una casa del barrio  Cuba, uno de los sectores más populares y poblados de la capital risaraldense.

Por cuestiones de trabajo de mi padre, sólo viví allí  6 meses. El otro semestre antes de completar mi primer año de vida, transcurrieron  para nuestra familia en Santa Rosa de Cabal Risaralda, mientras que el resto de mi existencia en Barranquilla. Por esa razón me consideraba más barranquillera que  Bocas de  Ceniza, el estadio Metropolitano, el Puente Pumarejo o el ‘Junior tu papá’.

Crecí con la misma pobre mentalidad y el estigma generalizado en el imaginario colectivo ( y por supuesto errático) de que las pereiranas eran ‘mujeres fáciles’ que sucumbían sin ningún reparo ni reproche a los deseos sexuales masculinos. 

Mi primer recuerdo desagradable con mi lugar de nacimiento y a esa mala fama, data de tercero de primaria, cuando una profesora de religión de origen caleño, nos preguntó  en clase  que dónde habíamos nacido. Yo en medio de mi ingenuidad de niña sincera, respondí que  en Pereira, mientras que ella, sin disimular  una odiosa risa burlona contrapreguntó “¿y en qué barrio?, en Cuba”. Nunca entendí -y pasada más de tres decádas-  sigo sin comprender la ironía en sus palabras. 
  
Desde entonces  (y gracias a esa maestra que estaba para educar y no para crear ni agrandar  complejos) ser de Pereira representaba para mí algo así como una vergüenza. Por tal razón, cuando me preguntaban mi gentilicio prefería quedarme calladita y mejor  responder  tal como se leía en mi registro civil y en mi tarjeta de identidad: barranquillera.

Tierra lejana y no soñada


                                                                                           Foto tomada de Internet
Panorámica del viaducto César Gaviria Trujillo que comunica a las ciudades de Pereira y Dosquebradas.

Durante toda mi vida Pereira fue para mí una ciudad lejana. Nunca estuvo entre mis planes conocerla, tampoco quedarme a vivir allí y mucho menos que allá naciera una de mis hijas. Pero como “a quien no quiere caldo le dan dos tazas”, esa historia comenzó a ser reescrita para mí en el  2001, año en el que conocí a mi actual esposo.

Por esas casualidades de la vida, él es oriundo de un municipio caldense  muy cercano a la capital risaraldense, de la que  guarda vivencias, buenos recuerdos, afectos  y donde residen muchos de sus parientes. Menos de un año pasó desde ese primer encuentro romántico, cuando comencé a vivir lo que hasta ese momento era para mí, la mejor experiencia de mi vida: conocer el eje cafetero colombiano.

Al llegar a esa hermosa región encontré  una realidad distinta a la que existía en mi imaginación y en la de muchos colombianos. Descubrí pueblos hermosos; diferentes tonalidades de verde  por doquier adornando los paisajes; un clima amañador; tres ciudades cálidas y acogedoras:Manizales, Armenia y Pereira; y por supuesto,  gente chévere, amable, mujeres bonitas, profesionales, inteligentes, trabajadoras, buenas compañeras y excelentes amigas.

A partir de ese momento el universo se confabuló  tanto a mi favor,  que sólo pasaron cuatro meses -desde  ese inolvidable paseo-  para que se nos presentara la repentina oportunidad laboral que nos permitiera establecernos allá y comenzar a ‘echar raíces’.

Desde entonces el ‘chip’ que traía hasta ese momento sufrió un corto circuito y se reinició. A Pereira ( y sus alrededores con toda la gente incluida) comencé a amarla, respetarla y sobre todo admirarla. Descubrí hombres y mujeres con un pasado arraigado en buenas costumbres familiares; un legado cultural enorme; sentido de pertenencia y especialmente, gente con sólidos principios y valores. 

Y si bien también conocí una cara fea de la moneda que no vale la pena mencionar, me impresionó el acelerado progreso urbano que allá se vive, fruto de una pujanza que pareciera correr por las entrañas y las  venas de  sus habitantes.

Llegué para conocer y me quedé indefinidamente, así que cuando contaba mi historia, especialmente a las personas de avanzada de edad, todos coincidían en referirme que me había caído la maldición del padre Cañarte.

Más que maldición, una gran bendición



Lo de la maldición del padre Remigio Antonio Cañarte lo escuché por primera vez durante un consejo de redacción en el Periódico La Tarde, casa editorial donde me dieron la oportunidad de ejercer como periodista.

Casualmente para esa época la mayoría de redactores procedíamos de distintas regiones tales como: Valle del Cauca, Antioquia, Tolima, Santander y de la costa Atlántica. Lo que confirma que Pereira además de ser "Quererendona, Trasnochadora y Morena", es una ciudad de puertas abiertas y de oportunidades.

Fue don Roberto Arenas Mejía (q.e.p.d.) el gerente en ese momento de La Tarde, quien me explicó brevemente en qué consistía la maldición del padre Cañarte. “Todo el que nace en Pereira y se va, tarde o temprano regresa”, recordó Arenas Mejía. 

Palabras más, palabras menos, fue la frase pronunciada por el padre Cañarte, un sacerdote que hace 150 años lideró desde Cartago Valle, la gesta fundadora de Pereira, materializando el sueño de su amigo y paisano fallecido, Francisco Pereira Martínez.

Luego de la muerte del religioso, su enunciado fue interpretado como una ‘maldición’, que a mí -como a muchas otras personas que conocí- también me cayó pero en forma de bendición.

Por cosas de la vida tuve que partir de Pereira, sin embargo la llevo entrañablemente en mi corazón y desde siempre le hemos inculcado a nuestra pereiranita (que hoy tiene 4 años) que lleve con orgullo su origen, que sepa defenderse con argumentos e inteligencia, de los comentarios y ofensas de quienes se encuentre a lo largo de su vida, que todavía piensen que todas las mujeres pereiranas son mujeres 'fáciles'.

Ojalá que a ella también le caiga la maldición del padre Cañarte y más adelante pueda experimentar en carne propia, la hermosa experiencia de conocer uno de los mejores vivideros de Colombia.

                                                     PUNTO APARTE... 

"... No  está probado el origen del mito, pero si el posterior y no acabado señalamiento en contra de las mujeres pereiranas,  y mientras nos rasgamos las vestiduras por desmitificar un absurdo cuestionamiento, que en últimas en la vida cotidiana del país cualquier hombre que coincida con una mujer pereirana, comprueba que no es más que una absurda fama (que no sólo atañe a Pereira, porque en todos los lugares del mundo las mujeres y los hombres se prostituyen), dejamos la discusión de fondo frente al real y verdadero problema de la mujer en Colombia, que es la falta de oportunidades y de garantías  que comporten igualdad de derechos para la mujer...". publicado por Rafael Ortiz en 2009/08/05. http://esferapublica.org